Alicia Silva, para recuperar la empresa de su madre, pasó de ser una misteriosa asesina a una frágil e "inocente" flor blanca. Siguiendo un plan, se casó con el infame playboy de la Capital, Enrique Aguirre, iniciando su misión de domesticarlo. Al principio, Enrique quedó fascinado por su apariencia delicada, pero, con el tiempo, cayó rendido ante la Alicia fuerte y enigmática, hundiéndose en un amor del que no podía escapar.