El ingeniero Marcos Paredes viajó a un mundo paralelo: el Imperio Coloso, en la Aldea de la Legua del Condado del Lago, donde renació como un artesano de casta inferior sin derecho ni a nombre. A sus 27 años, el artesano seguía soltero, lo que según las leyes del Imperio Coloso merecía decapitación. Pero al reencarnar, el gobierno le asignó una esposa por decreto. Usando tecnología y pensamiento modernos, Marcos ascendió hasta descubrir su identidad como emperador. Sin embargo, prefirió la libertad y cedió el trono a su hermana, escapando con sus cuatro esposas embarazadas para vivir en paz.