En el año en que Helena Sánchez más odiaba a su padre, apareció Rafael Santana, quien se puso de su lado sin dudar en medio del conflicto paternal. Desde entonces, ella cayó perdidamente enamorada. Se convirtió en la embarazada más consentida y mimada de la Ciudad Puerto, pero el día de la ecografía morfológica crucial, descubrió que su padre y su marido celebraban sus respectivas bodas al mismo tiempo. Después de ser testigo de toda la verdad, Helena Sánchez tomó la decisión de soltar el pasado y aceptó la propuesta del heredero de la Ciudad Mar.